Ciclosporina
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Ciclosporina
La ciclosporina es una sustancia derivada de un hongo (Tolypocladium
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una
La ciclosporina es una sustancia derivada de un hongo (Tolypocladium
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una
La ciclosporina es una sustancia derivada de un hongo (Tolypocladium
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una
La ciclosporina es una sustancia derivada de un hongo (Tolypocladium
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una menor capacidad para reaccionar contra el injerto o, en el caso de las enfermedades inflamatorias,
producirán menos sustancias que faciliten la inflamación.
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una
La ciclosporina es una sustancia derivada de un hongo (Tolypocladium
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una
La ciclosporina es una sustancia derivada de un hongo (Tolypocladium
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una
La ciclosporina es una sustancia derivada de un hongo (Tolypocladium
inflatum) que se utiliza principalmente en los pacientes trasplantados para evitar el rechazo.
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor, con una acción relativamente
específica sobre el sistema inmune, sin efectos tóxicos sobre las propias células
en las que actúa.
Desde su descubrimiento en 1970, la ciclosporina ha mejorado de forma muy importante la supervivencia de los injertos en los pacientes trasplantados. A pesar
de que su principal indicación es el trasplante de órganos sólidos, también se utiliza para el tratamiento de determinadas enfermedades reumáticas, como por
ejemplo la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o el lupus eritematoso sistémico.
¿CÓMO ACTÚA LA CICLOSPORINA?
Los efectos inmunosupresores de la ciclosporina se deben a su capacidad de interferir el normal funcionamiento de determinadas células que intervienen en la
respuesta inmune, básicamente los denominados linfocitos T. En condiciones normales estas células producen unas sustancias, las citocinas, que están implicadas
en la defensa del organismo contra agentes extraños, como microorganismos que causan infecciones u órganos trasplantados. En determinadas circunstancias,
la producción de estas citocinas aumenta y esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades
inflamatorias crónicas. En estas enfermedades, el tratamiento
con ciclosporina puede ser útil, ya que la mayoría de sus efectos sobre la respuesta inmunitaria son debidos a la inactivación de linfocitos T.
Cuando la ciclosporina pasa al interior de los linfocitos se une a unos compuestos celulares
específicos, que son esenciales para su acción. Esta unión, es capaz
de bloquear la producción de determinadas citocinas por parte de estos linfocitos y, por tanto, de “inactivarlos”, por lo que su capacidad de reacción estará disminuida.
Estas células inmunes menos reactivas tendrán una menor capacidad para reaccionar contra el injerto o, en el caso de las enfermedades inflamatorias,
producirán menos sustancias que faciliten la inflamación.
Última edición por Gadget el Lun Mar 04, 2013 9:22 am, editado 1 vez
Re: Ciclosporina
QUE EFECTOS CAUSA LA CICLOSPORINA
Los efectos adversos más frecuentes de la ciclosporina se producen con dosis altas y generalmente son transitorios.
Los principales efectos secundarios del tratamiento con ciclosporina y que deben vigilarse con mayor frecuencia son la hipertensión arterial y la insuficiencia
renal.
- Hipertensión arterial:
Todos los pacientes que reciben este tratamiento deben realizar controles de la presión sanguínea de forma regular. Se recomienda un
control cada semana al inicio del tratamiento y después cada 15 días. Si se objetiva un aumento de la tensión arterial el paciente debe comunicarlo al reumatólogo.
En este caso y si es necesario, puede administrarse un fármaco hipotensor y si la tensión arterial se normaliza no es preciso retirar la ciclosporina.
- Alteración de la función renal:
El tratamiento continuo con ciclosporina puede alterar el funcionamiento normal del riñón. Por este motivo, deben realizarse
análisis de sangre con relativa frecuencia. Si se detecta una alteración renal en la analítica debe reducirse la dosis de ciclosporina o retirar el tratamiento de
forma definitiva y en la mayoría de los casos la función renal se normaliza.
Otros efectos secundarios de menor importancia son: Aumento del tamaño de las encías, crecimiento del vello corporal, temblor, dolor de cabeza, síntomas
gastrointestinales, etc. Estos efectos adversos generalmente desaparecen al disminuir la dosis o retirar el fármaco.
Respecto al posible desarrollo de cáncer en pacientes con una enfermedad reumática inflamatoria y tratamiento continuado con ciclosporina, existen determinados
estudios que indican que la incidencia de cáncer en estos pacientes no es mayor que la que tendrían si no lo hubieran recibido, especialmente si la ciclosporina
no se ha administrado por un periodo superior a cinco años.
También es importante conocer la relación entre el tratamiento con ciclosporina y el desarrollo de infecciones. Debido a su efecto inmunosupresor es lógico
pensar que la capacidad normal de las células inmunes para frenar una infección esté disminuida. En la práctica clínica y a las dosis a las que se utiliza la ciclosporina
en las enfermedades reumáticas, la incidencia de infecciones es similar a la descrita para otros fármacos modificadores de enfermedad
El paciente debe comunicar a su reumatólogo la aparición de fiebre o de cualquier infección (por ejemplo, amigdalitis, infección de orina, pulmonía, etc.). Si ésta
es leve el tratamiento con ciclosporina se puede mantener, pero si se trata de una infección grave, la ciclosporina, al igual que cualquier otro inmunosupresor,
deberá ser retirada.
En los análisis de sangre su reumatólogo le controlará de forma periódica el ácido úrico, el potasio, el magnesio y los lípidos
Los efectos adversos más frecuentes de la ciclosporina se producen con dosis altas y generalmente son transitorios.
Los principales efectos secundarios del tratamiento con ciclosporina y que deben vigilarse con mayor frecuencia son la hipertensión arterial y la insuficiencia
renal.
- Hipertensión arterial:
Todos los pacientes que reciben este tratamiento deben realizar controles de la presión sanguínea de forma regular. Se recomienda un
control cada semana al inicio del tratamiento y después cada 15 días. Si se objetiva un aumento de la tensión arterial el paciente debe comunicarlo al reumatólogo.
En este caso y si es necesario, puede administrarse un fármaco hipotensor y si la tensión arterial se normaliza no es preciso retirar la ciclosporina.
- Alteración de la función renal:
El tratamiento continuo con ciclosporina puede alterar el funcionamiento normal del riñón. Por este motivo, deben realizarse
análisis de sangre con relativa frecuencia. Si se detecta una alteración renal en la analítica debe reducirse la dosis de ciclosporina o retirar el tratamiento de
forma definitiva y en la mayoría de los casos la función renal se normaliza.
Otros efectos secundarios de menor importancia son: Aumento del tamaño de las encías, crecimiento del vello corporal, temblor, dolor de cabeza, síntomas
gastrointestinales, etc. Estos efectos adversos generalmente desaparecen al disminuir la dosis o retirar el fármaco.
Respecto al posible desarrollo de cáncer en pacientes con una enfermedad reumática inflamatoria y tratamiento continuado con ciclosporina, existen determinados
estudios que indican que la incidencia de cáncer en estos pacientes no es mayor que la que tendrían si no lo hubieran recibido, especialmente si la ciclosporina
no se ha administrado por un periodo superior a cinco años.
También es importante conocer la relación entre el tratamiento con ciclosporina y el desarrollo de infecciones. Debido a su efecto inmunosupresor es lógico
pensar que la capacidad normal de las células inmunes para frenar una infección esté disminuida. En la práctica clínica y a las dosis a las que se utiliza la ciclosporina
en las enfermedades reumáticas, la incidencia de infecciones es similar a la descrita para otros fármacos modificadores de enfermedad
El paciente debe comunicar a su reumatólogo la aparición de fiebre o de cualquier infección (por ejemplo, amigdalitis, infección de orina, pulmonía, etc.). Si ésta
es leve el tratamiento con ciclosporina se puede mantener, pero si se trata de una infección grave, la ciclosporina, al igual que cualquier otro inmunosupresor,
deberá ser retirada.
En los análisis de sangre su reumatólogo le controlará de forma periódica el ácido úrico, el potasio, el magnesio y los lípidos
Última edición por Admin el Mar Ene 22, 2013 10:31 am, editado 1 vez
SE PUEDEN TOMAR CICROSPORINA CON OROS MEDICAMENTOS
Las interacciones farmacológicas de un fármaco hacen referencia a los medicamentos que pueden afectar a las concentraciones sanguíneas del mismo.
En este sentido, la ciclosporina es una sustancia que tiene diversas interacciones farmacológicas porque se metaboliza por un sistema que es fácilmente inducible
por distintos medicamentos. Esto significa que la toma de un nuevo fármaco puede aumentar o disminuir la concentración de ciclosporina en sangre, sin
que se haya modificado la dosis oral. Esto puede favorecer la aparición de efectos secundarios, o en caso contrario disminuir el efecto terapéutico.
Entre estos medicamentos se encuentran algunos antibióticos, antifúngicos, antihipertensivos, antiepilépticos, etc. Es importante que los pacientes que toman
ciclosporina conozcan este tema para que comuniquen a su reumatólogo el inicio de cualquier otro tratamiento y éste valore si es preciso modificar la dosis.
En este sentido, la ciclosporina es una sustancia que tiene diversas interacciones farmacológicas porque se metaboliza por un sistema que es fácilmente inducible
por distintos medicamentos. Esto significa que la toma de un nuevo fármaco puede aumentar o disminuir la concentración de ciclosporina en sangre, sin
que se haya modificado la dosis oral. Esto puede favorecer la aparición de efectos secundarios, o en caso contrario disminuir el efecto terapéutico.
Entre estos medicamentos se encuentran algunos antibióticos, antifúngicos, antihipertensivos, antiepilépticos, etc. Es importante que los pacientes que toman
ciclosporina conozcan este tema para que comuniquen a su reumatólogo el inicio de cualquier otro tratamiento y éste valore si es preciso modificar la dosis.
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